Curriculum de Louise T. Mason.
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Curriculum de Louise T. Mason.
Nombre: Louise Timothy Mason.
Edad: 16 años.
Nacionalidad: Inglesa.
Antigua Profesión: Carpintero y estudiante de secundaria.
Orientación Sexual: Bisexual.
Perfil físico:
Descripción general:
Primeramente, es un adolescente de buena contextura. Cuerpo bien formado, delicada forma en exceso, a decir verdad. No resaltaría en una competencia de pesas pero, es elástico y delgado, por lo que es rápido y resistente. Eso sí, no anda en huesos sino que luce tal cuál una jovencita lo haría, solo que plana. Es bastante asexual a primera vista, sobre todo si está en ropas casuales. Disfruta llevando ropas civiles tales como jeans, shorts y camisas manga corta. Telas frescas son lo mejor para él.
El color azabache de sus cabellos recuerdan a la bóveda celestial. Si, tiene el cabello negro, hasta los hombros y sujeto por una coleta que se ata en lo alto del cráneo, salvo cuando lleva sombrero, porque se lo suelta. En cuanto al color de sus orbes, el izquierdo es de un castaño rojizo brillante. El otro, bueno, cuando no está oculto tras un parche oscuro, es del color de su victima. Si, extrae el ojo de las personas que asesina. Le parece una manera ideal de satisfacer la necesidad transitoria de ver como lo hacen los demás humanos. Usualmente mujeres para que sean lo suficientemente grandes y entren en la cuenca sin mayores inconvenientes. Oh, hablando de eso. Sonríe usualmente cuando algo lo enoja o extraña, así que es común verlo con una mueca de extremo a extremo. Si se encuentra de buen humor, lo que no ocurre con frecuencia, su rostro mostrará impasibilidad absoluta.
Su vestimenta predilecta es una versión moderna del uniforme nazi. Sobretodo el sombrero negro que se quita solo al dormir y bañarse. Es su bien más preciado, obviamente, después del bate que lleva en su espalda con una pequeña correa. Tiene dificultades en soltarlo, sintiéndose desprotegido.
Peso (aproximado): 65 kilogramos
Estatura (aproximado): 1,70 metros.
Color de piel: Blanca, suave y saludable con sus zonas rosáceas en los codos, rodillas y hombros. Diría que no posee imperfecciones, pero, mentiría. Los moretones, raspaduras y algunas heridas mal cicatrizadas son la orden del día en su espalda.
Extras: Marcas de látigos y mutilaciones en los omóplatos, dolorosas de cuando en cuando. Su ojo derecho fue acuchillado en su cuenca, arrancado, por lo que presenta una cicatriz en la piel alrededor del ojo en forma de X y una de las líneas, llega hasta la zona sobre su nariz. No lo hace desagradable a la vista, solo que resalta bastante una herida así en alguien tan joven.
Imagen:
+ Civil
- Spoiler:
+ Circo
- Spoiler:
(Kagamine, Len - Vocaloid. Usaré las imágenes con cabello negro.)
Perfil psicológico:
Descripción general:
Educado en la clase alta de la sociedad. Amable y servicial. Se dispondrá a realizar lo que se diga si encuentra causal para realizarlo...O que se le fuerce de manera convincente. Escucha, acepta y hace. Ese es su lema. Uno que le ha salvado la vida desde que posee entendimiento. No ambiciona nada, porque nunca ha deseado poseer nada más allá de su libertad. Y por ser libre, se refiere a hacer lo que mejor le parezca. Sin que nadie le exija.
Pese a su actitud pasiva y servicial, Louise no demuestra cariño o calidez hacia amigos y familiares, como usualmente se esperaría, sino que el aura que exhala a su alrededor es de obligación y cierto sentido de responsabilidad si llega a sentir empatía por otro ser ajeno a él. Sin sentimientos. No siente nada más lejano a la repugnancia y una sensación de satisfacción, esta última se manifiesta en los ataques de violencia que tiene, buscando llenar el vacío por la falta de amor y cuidados verdaderos que le hicieron falta en la infancia.
Paradójicamente, protege a su hermana como si fuera a morir si la deja marchar. No entiende el porqué de su conducta. Tal vez sea porque, inconscientemente, sepa que ella es el único retazo de humanidad que ha conocido o, simplemente, vuelve a surgir la cuestión en su estómago de proteger u odiar. Prefiere la primera como una explicación más llevadera, temeroso de desarrollar una patología tan extremista como la de su padre. Su dificultad radica en darse cuenta de que es aún peor.
Uno de los mayores pasatiempos que tiene es el de aprender. Observando, practicando o leyendo, su activa mente absorbe conocimientos. Y, no duda ponerlos en práctica bajo la primera oportunidad que se le presente. Por eso es recomendable no confiar en él hasta conocerlo mejor, nunca se sabe cuando adquirirá un nuevo dígito de información que esté ansioso de poner en práctica. Es bastante hipócrita. Funciona en sociedad. Y es monstruoso en la soledad.
Es sádico. Disfruta matar. Es lo primero que hay que tener claro al tratar con él. Y es muy inteligente, si, su coeficiente es muy alto al igual que su capacidad creativa. Por eso es que le encanta construir cosas con las manos, usualmente de madera o metal, que van desde cruces de tortura a estacas filosas, una vez incluso intentó crear una dama de hierro...Pero, no resultó muy bien...Y, bueno, tiene gustos caníbales. Si no come carne humana de vez en cuando, es común verlo sonriendo. Así de molesto y hambriento estará.
Perfeccionista y obsesivo, se reservará la opinión que sienta si ve que la persona que realiza, lo que él piensa, mal. Pero, tratará de cobrárselo más tarde. No importa cómo ni cuándo. Él y su mazo, bate, cuchillo, sable o soldador, te encontrarán y harán que lo pagues. Empleará los conocimientos en medicina que posee para hacerte sufrir.
Gustos:
+ El dolor ajeno.
+ Comida casera.
+ Los instrumentos punzantes (Cuchillos, navajas, machetes...)
+ Los bates y martillos.
+ Los deportes.
+ Torturas.
+ La música y literatura clásica.
+ Construcciones de madera. Juguetes.
+ Carne humana.
+ Las estrellas, los planetas. La astronomía en general.
+ La soledad de la noche.
Disgustos:
- Los médicos. Los odia con toda su ser y alma.
- El que se acerquen mucho a su hermana. La cela.
- Las personas que limiten su libertad sin explicarle los motivos.
- El silencio en las multitudes.
- La suciedad.
- Las personas falsas e hipócritas. Pese a que él entra en esa categoría.
Fortalezas:
+ Es práctico con los materiales que se le ofrecen. Las obras de arte requieren mucha imaginación y poca presencia física.
+ No siente el menor remordimiento al hacer daño.
+ Sabe que decir en que momento. No escucharás palabras innecesarias salir de su boca.
+ Posee limitado conocimiento médico. Es decir, sabe que cortar y que no, pero, desconoce los nombres. No le importa mucho.
+ Lo que no tiene físicamente, lo equilibra con su inteligencia. Crea planes de la nada.
Debilidades:
- No cree en nadie salvo en si mismo.
- El carecer de sentimientos es arma de doble filo. No puede establecer relaciones cercanas con los demás.
- Su frialdad enoja.
- Si el considera que algo está mal, está mal. Podrá callarse lo que quiera, pero, no cambiará de parecer.
- Es bastante débil.
Temores:
- Perder a su hermana.
- Desarrollar una locura digna de su progenitor.
- Perder su libertad.
Historia:
- Spoiler:
Se dice que los genios nacen, no se hacen. Al igual que los matemáticos y los heroes. Pero. ¿Qué hay de los miserables, los felices, los engendros, los monstruos...? ¿Vienen definidos por su ADN? Podría ser. Tal vez.
¿Por qué no lo comprobamos?
Primero. Hay que empezar diciendo que tuvo un padre y una madre. Madre era una jovencita, mejillas sonrojadas, ojos castaño rojizo y dulce figura. Características que no la destacaban allí, a decir verdad. Todas las sirvientas eran asi. Allí tenía miles y miles de hermanas en parecido. Bueno, exagero. No eran miles. Muchas. Demasiadas.
Las cuáles disfrutaban diariamente de las atenciones de Padre. Adulto casi anciano de cabellos negros. Ojos celeste cual tempano helado. De gestos y mirada seductora. Rasgos que le heredaría al retoño que nació una oscura noche de verano. ¿Mes? ¿Año? ¿Día? Son cosas olvidadas por aquel joven. Solo conoce la ubicación de la casona. En una hacienda de largos terrenos, fructifera y exitosa.
El primer par de años fueron el paraíso en la tierra. Ignorando en su inocencia, las personas lo amaban. Le daban regalos. Cuidaban de él como el primogénito que era. Madre adoraba a su pequeñajo, nacido de un procedimiento caro al ser incapaz de llevarla ella misma en el vientre, alquilando uno de otra sirvienta, que desapareció misteriosamente en los pasillos de la hacienda.
Poseía muchisimas tías-abuelas. Muchos libros. Juguetes. Felicidad.
Excepto el cariño de un padre. Porque se la pasaba jugando con las sirvientas. Mientras escuchaba a través de las paredes, puertas. Ansioso de saber lo que su padre hacía. Queriendo ser como él a medida que crecía.
Hasta que notó algo extraño, justo cuando el alba de los tres años iniciaba. No recuerda que fue lo que lo impulsó a entrar a la habitación al fondo del largo pasillo central. Paso por paso hasta alcanzar la puerta, abrirla...
...Su padre arrodillado ante un cadaver freso. Gritó. Un alarido de horror como ningún niño debería sentirlo. Un momento que marcó su memoria. El adulto lo vió sin verlo. Lo tomó en sus brazos antes de que sus pies infantiles se decidieran a huir, escapar del peligro, y lo acercó al cuerpo sin vida. Negra. Su lengua era negra...
Fue todo lo que supo antes que iniciara la primera páliza. Un látigo. La furia. El dolor. Son los fragmentos que conservaría en la memoria de aquella primera vez. Y unas palabras que continuamente repetían los labios castigadores. "Juventud. Juventud. Juventud eterna."
Asi iniciaron los bizarros y repulsivos años que siguieron. Bajo las lágrimas, los gritos de dolor y la sangre bizcosa que escapaba trás cada golpiza, se empezó a formar una barrera. Con dificultad. Pero, allí estaba la semilla. Una aberración. Haciendose más violentas. Por llegar tarde a comer. Ensuciar sus ropas. No realizar lo que se le pide. El doctor, su supuesto padre, los utilizaba a él y a su madre como objetos de satisfacción. Una de violencia. De hacer daño físico y mental.
Pasaron los 6 años más aterradores de su vida hasta que su rebeldía se trató de imponer. Grave error. De un manotón alejó a su madre, quién en sus últimos años trató de protegerlo y darle al amor que se había negado hacia tiempo, arrastrandolo a los límites de la parcela. Allí, en una cazucha vieja, cuyo piso se hallaba manchado de mil cosas distintas, el doctor Mason ató al pequeño, extrajo un bisturí y vendaje....
Los gritos agudos desgarraron su garganta.
Regresaron a la mansión. El doctor elocuentemente mencionado a todos que Louise se comportaría de ahora en adelante. Palmeando la espalda del joven pálido y temblando, una gasa cubriendo el agujero donde antes había habitado un ojo.
Su padre volvió a mostrarse amable. Ya no los golpeaba, e incluso acompañaba a Louise a las excursiones que los maestros privados de este le planificaban. Allí el joven tuvo los primeros conocimientos médicos. De artes. Música. Objetos centro de su vida. La felicidad volvía a adueñarse de su vida, cayendo de nuevo en el tonto influjo de creer que todo estaba bien.
Que la sonrisa de su padre era verdadera.
En su décimo cumpleaños, meses apenas de la perdida de su ojo como lamentablemente explicaba el adulto a los amigos de la familia. "Un accidente, ya saben como son los jovenes". Recibió un presente especial. Una bellisima torta de carne. Su cena favorita. "Fue hecha por el chef, Louise", afirmó su padre con una ligera sonrisa. Y, a pesar de la mirada aterrorizada de su madre, no pudo evitar más que agradecer. Era su cena preferida. ¿Qué había de malo en eso? Tomó el plato sin mayor pregunta. Delicioso.
"¿Te gustó, Louise?"
Afirmó. Estaba más que estupendo. Sabía como a cerdo, exclamó sorprendido a su padre. Madre había huido asustada al cuarto, dejando al hijo confundido.
"Te mostraré de donde viene este cerdo"
Genial. Exclamó, siguiendo al adulto. Llegarón a la misma habitación. Louise se detuvo. Jamás lo olvidaría. Al igual que no olvidaría ese olor quemado que surgía ahora del cuarto. Y antes de poder preguntar nada más, el doctor le mostró lo que había. Una de las criadas que más apreciaba.
Quemados sus cabellos. Las piernas en una posición amorfa y ambigua. Y el estómago desgarrado. Abierto de par en par. Faltando medio de él.
El doctor le tapó la boca, evitando que gritara. Los ojos desorbitados y soltando un hilillo de baba, desquiciado. "Es un lindo cerdo...¿No te parece, Louise?" Rió en su oído, desmayandose en el acto.
Lo siguiente que supo era que estaba en su habitación con una fuerte fiebre. Vomitando de vez en cuando y siendo atendido por el conocido doctor Mason, quién le daba caldos de carne y platillos con carne. Hasta que volvia a vomitar y debía repetir el procedimiento varias veces. "Louise, levantate" Pero no podía. "Louise" Estaba asustado. "Louise...Si no te levantas, la próxima vez comerás a tu madre"
Su mejoría fue inmediata. Los colegas felicitaban al doctor Mason y su capacidad curativa. Milagrosa, excepcional.
El doctor bien lo sabía. Ahora Louise se mostraba dispuesto a aceptar las ordenes sobre como descuartizar los cuerpos. Como realizar los venenos y paralizantes experimentales. ¡Incluso aprendió a mejorar los métodos de tortura, costruyendolos con sus propias manos! Gracias a su hijo, su medicina nueva sería un exito. Su fuente de la juventud estaría completada.
No notó el brillo nuevo de los ojos de su hijo. La falsedad de las sonrisas. El modo tan frío en que trataba a la madre que alguna vez quizo. Desconocía por completo la promesa que su hijo se había hecho: "Trataré de ser feliz a como de lugar"
Que cada vez que él volteaba, su hijo torturaba a escondidas de él, con el fin de arruinar la pureza de sus experimentos. Extrayendo ojos. Asesinando por cuenta propia. El doctor no se dió cuenta del monstruo creado hasta que, finalmente, fue atrapado.
Después del asesinato de su joven mujer, cosa que hizo solo, se dispuso a bajar al sótano, feliz de que tuviera el ingrediente final para la fórmula. Nunca se sentíria más feliz, porque su vida fue fulminada de un golpe. Por dos retoños que crecieron. Dos monstruos que su asqueante manera de ser habían creado. Louise...Su pequeño y dulce engendro fue el principal cerebro trás el plan.
Lo odiaba. Su padre solo le había enseñado el dolor y el miedo. Ya no más, ahora que Bianca y él estaban libres, ya no habría más miedo. Estaban juntos, no tendría que volver a lucir feliz y dispuesto...
¿Circo? Apenas habían asesinado al diabólico padre cuando ella ya quería marcharse. Abandonarlo. Buscar su propia libertad. Lo peor, no podía enojarse por ello. Porque era algo que él también buscaba. Lo que le había impulsado esos años y le mantuvo vivo.
La vió alejarse sin mencionar mayores palabras. Lo pensaría. Iría al circo y probaría su suerte. Ese infierno que ella tanto mencionaba...
...Debía ser como un campo de juegos para él.
Otros datos:
+ Es un fantástico cantante. Tal vez te dedique una canción antes de matarte~
+ Oculto en sus ropajes y sombrero, hay una serie de venenos y sustancias que robó al escaparse de su antigua vida.
+ Al pensar se abstrae hasta el punto de tener que sacudirlo para sacarlo de sus reflexiones.
+ Disfruta el té y los ponques (?)
+ Si revisas sus cosas, encontrarás una escalofriante cantidad de armas.
Louise T. Mason- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 26/06/2011
Re: Curriculum de Louise T. Mason.
- Desde el otro lado del escritorio sólo puedes ver un par de piernas balanceándose. Efectivamente, Nimmersatt está con la espalda apoyada en el asiento y las piernas en el respaldo. Palabras simples: Está sentada de cabeza. Se le ve concentrada leyendo el curriculum - ... ... In-te-re-san-te~ ¡Me gusta tanta miseria! ¡Me gusta ver tanto dolor! - rápidamente se pone de pie y salta sobre el escritorio. Te señala con una sonrisa bajo su máscara - ¡Tienes lo que se necesita para estar aquí!... ahora... ¡¡CORRE A HACER LA ENTREVISTA!! - te empuja fuera de las oficinas -
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