Reunion familiar(priv los pecados~)

Era un día aburrido. Aburrido, aburrido, y mil veces aburrido, y la verdad Mordred nunca supo quedarse quieto y centrado en alguna cosa, era como si no fuera capaz de prestar atención a nada más de medio minuto en algo, tenía la capacidad de concentración de un mosquito. Sin mencionarse que no le gustaba quedarse quieto. Aquello que provocaba su temor, esa incomoda sensación se suponía que solo debía tener que ver con las camas, pero aun así, eso no le eximia de sentirse incomodo al permanecer quieto en cualquier otro lugar, y había que añadir lo terrible que podía ser cuando se aburría, de eso daban fiel cuenta los engendros a su cargo, que debían sufrir sus abusos, y todo lo que les hacía únicamente para distraerse de la cotidianidad, del aburrimiento que le traía no tener a quien molestar. Pero ese día no hallaba a ninguno de los engendros, ni en realidad a nadie, parecía que todos estaban bajo techo, y era fácil averiguar el motivo: el cielo estaba negro y encapotado, presagiando una fuerte tormenta. Sin prestar atención al pronóstico de lluvia empezó a caminar, lanzando piedras a los charcos, dando saltos y cabriolas para entretenerse, manchándose las manos en el proceso, sin pensar demasiado. Pensar no le hacía ningún bien, al menos no en un momento como aquel en el que todo estaba tan callado y en el que tenía la oportunidad de en realidad pensar, acerca de su vida, y los pasos que le habían traído hasta el circo y esa no era un camino de pensamiento que estuviera muy deseoso de transitar. No era tan idiota como las personas creían, simplemente no quería pensar en malos recuerdos.

-¡Joder me aburro como una puta ostra!-dio una patada contra un charco, haciendo una mueca de disgusto, no tenía nadie a quien molestar, ni siquiera nadie a quien envidiar, o pasar su tiempo tratando de arrebatarle aquello que envidiaba... fuese lo que fuese. Nada de nada, y eso le estaba comiendo los nervios. De pronto una gota aterrizo en medio de su rostro, deslizándose por sus mejillas, y fue acompañada de otra y otra... hasta que sin mucho aviso previo empezó a llover. Mordred busco con la mirada algún sitio donde secarse, ahora que de forma irremediable estaba todo mojado, cuerpo y ropa incluidos. Lo más cercano que tenía era "el inferno" nombre que sus tres "queridísimos" hermanitos le habían puesto al lugar desde donde dirigían el circo, y sin pensarlo demasiado se dirigió a él, también era un pecado tenía derecho a entrar ¿no? Llego en el preciso instante en que la lluvia comenzó a arreciar, y no pudo menos que felicitarse por su gran idea, dentro de la carpa era todo muy calientito-¡hola! ¿Hay alguien? ¿Bel-chan? ¿Narcisuss?-hizo una mueca por ahora estaba solo, o eso parecía, así que sintiéndose cómodo se escurrió el agua de los cabellos, se sacudió como un perro, y se estiro en un sofá, dando saltitos, y pensando en que podría hacer para divertirse mientras estuviera ahí.

Una gran cantidad de horas fue lo que necesitó para organizar lo que sería el nuevo acto de su grupo de trapecistas y acróbatas. Si bien, siempre mantenía el control sobre todo aquel que estuviera cerca suyo, le fastidiaba en gran cantidad que con aquellos que trabajaran no hicieran bien su trabajo y trataran únicamente de divertirse, probablemente contaban con la creencia de que si permanecían felices podrían mantener su contador intacto, sin embargo, su trabajo estaría mal realizado y es cuando yo entraba para mantenerlos en sus respectivos asuntos.

Lo peor de aquel asunto, era que sus pupilos no estaban del todo coordinados y los accidentes ocurrían, o sencillamente lograban hacer lo que él no podía llegar a tolerar, comenter errores tan tontos por distracciones. La concentración se mantuvo lejos de ellos y ellas, así que lo máximo que pudieron avanzar fue apenas a 15% de lo que sería el acto. Fue tanta su frustración que los sacó del lugar para pensar en una forma en que pudiera castigarlos y hacer de que reafirmaban lo que era ya obvio; el circo no era un trabajo, era la vida de todos los presentes o al menos, solo para ellos como engendros.

Se dedicó a tratar de relajarse o distraerse con alguna otra cosa más para evitar que la falta de control sobre sus emociones causara conflictos. Fue tanta la importancia que le dio el tema y la búsqueda por una solución que nunca llegó a escuchar cómo la lluvia golpeaba la carpa, un sonido que le traía tantos recuerdos y le era sumamente familiar. Dio un largo suspiro, apenas audible ante las personas y fue a cambiarse por ropa más cómoda; su usual uniforme y su chaqueta, la cual, casi nunca se ponía como era debido.

Le restó importancia a cada gota que parecía querer empaparlo, pareciera cierta ilusión óptica, pero raramente solo unas pocas pudieron dejar una pequeña marca de humedad en donde habían caído. Siguió su camino hasta el mismísimo Infierno, ahí seguramente encontraría algo con qué entretenerse o en todo caso, algo para olvidar lo que era su problemática del día. Estaba recargado contra una pared cuando escuchó cómo alguien cruzaba la entrada y preguntaba por personas, él incluido entre las menciones. -I'm here- Respondió en su idioma materno y caminando unos pocos pasos hacia él con la elegancia que lo caracterizaba, y que sin embargo, no podía darse cuenta de ello, siendo natural para él.