[Priv. Gilbert Beilschmidt] Luces y... Momento... ¿Jefe?

"Aburrido~" se dijo en su fuero interno. Ya había pasado casi una semana de haber llegado al circo y no tenía permiso para entrar al escenario del gran circo... "Estupendo" se comentó para sí, sumándole a ello una amarga mueca en su labio inferior, que podía pensarse a simple vista que se trataba de una sonrisa.

Con las manos en los bolsillos de su polerón, en un afán de escapar del frío, caminó sin rumbo por dicho circo. Pasó por pequeños pasadizos dentro de la carpa que daban a otros lugares. Tenía una especie de impulso por entrar por uno de ellos, por saber qué había en cada uno, pero no lo hizo por temor a que se tratase del escenario, porque... ¿De qué sería capaz esa extraña jefa de hacerle por ello?

Retiró una mano de su cálido bolsillo y dejó levemente al descubierto parte de su hombro izquierdo, para así "apreciar" de alguna forma su fea y tosca cicatriz. Un escalofrío recorrió su espalda rápidamente al recordar el cómo se había creado, el arrebato brusco de su corazón, aquella sensación de muerte que gracias a una extraña bola hizo que regresara al “mundo real”. Una ola de recuerdos invadió al italiano, pero luego hizo un esfuerzo por deshacerse de ellos y devolvió sus ropas a su lugar. "No me sirve de nada recordar todo eso, imbécil"

Vio un pequeño cartel en una puerta: "Sala de Pirotecnia".
- Al fin algo divertido en todo esto... Que ironía. - Comentó en voz alta. Y sin más rodeos cruzó el umbral de dicha sala. Era oscura... Demasiado para su gusto. Buscó con su mano algún interruptor en la pared, consiguiendo que se iluminara la habitación. Era bastante amplia, había podido divisar algunos cohetes y bombas. Caminó hasta una caja que se hallaba al final del cuarto y tomó una vara gruesa. La examinó con curiosidad mientras la giraba en su mano. - ... Humm... Parece que es una bengala. - Accionó dichoso aparato, provocando una pequeña explosión, pero lo suficientemente fuerte para asustar al italiano. Estiró su brazo y cerró sus ojos rápidamente. Ya cuando estuvo consiente de que no había dejado un desastre en la habitación volvió su vista a la bengala. Una risa casi infantil se le escapó de los labios mientras veía brillar con todo su esplendor la luz que sostenía.

Miró fugázmente la puerta y sólo se dijo una cosa más...
- Espero no me meta en un lío... .

estaba recorriendo la carpa, por Dios que era enorme esa carpa, ... a decir verdad estaba ULTRA perdido, por que nunca se aprendió los pasadizos, ni a donde llevaban... eso no era genial, definitivamente era muy poco genial.

Entonces se detuvo en la nada, acariciando su barbilla y entrecerrando los ojos, como si así pudiera ver a través de los pasadizos y descubrir a donde tenía que ir... pero ni con eso... pudo sentir una brisa fría en su rostro, que le provocó un escalofrió del que prefirió pasar (con precarios resultados), por lo que frotando, exageradamente rápido, sus manos contra sus brazos, comenzó a avanzar más rápido intentando ese miedo infundado que le acababa de entrar, miedo infundado, ya que solo estaba imaginando cosas.

Pero las cosas no parecían mejorar para él, perdido y prácticamente cagándose de miedo (no quería toparse con la glotona y su mayordomo por nada del mundo) vio como de la nada en uno de los tantos pasadizos una luz se prendía como si nada, entonces, soltando un grito (femenino) ahogado, se cubrió la boca, abriendo los ojos de par en par comenzando a temblar ligeramente, y lo primero que vino a su mente fue "¡Están penando en la carpa!", se quedó con ese pensamiento unos segundos mientras retrocedía lentamente, en un ligero shock... Y cuando estaba a punto de darse vuelta y largarse a correr, para nunca, nunca tener que entrar a esa carpa, algo se prendió en su cabeza "¡espera!... ¿por qué temer?.... ya estoy muerto..." se dijo así mismo, entonces tomandose la barbilla nuevamente llegó a una conclusión "tengo razón... ¿entonces...?"

Solo para tomar precauciones, se fue acercando apoyandose de la "muralla" hasta llegar a el pasillo, entonces sintió explosiones, sobresaltándose... pero entonces escuchó una voz, y entró rápidamente algo enojado (ya que lo habían asustado) -¡¿qué estás haciendo acá?!-

Después de acostumbrarse a la brillante luz de la bengala, empezó a jugar con ella girándola en el aire. No lo expresaba al 100%, pero encontraba increíble cada efecto que hacía dicha bengala; Ya que además cambiaba de color cada cierto rato. Después de un rato se detuvo, evaluándose a sí mismo que su actitud... Era de la de un completo idiota.

De repente, entre todo el bullicio que creaba el material pirotécnico...
- Oh, mierda, mierda, ¡Mierda! - Sintió unos pasos y rápidamente la tiró al suelo, provocando así que la luz se extinguiese de a poco. El ruido del "intruso" y el terror iban aumentando progresivamente, y Lovino comenzó a pisar de forma acelerada lo que quedaba del aparato para que se apagara de una vez. "¡Deja de brillar, deja de brillar!"
Luego, el visitante finalmente se presenta. Alto, de tez tan clara como su cabello y ojos de un tono carmesí intenso. Escuchó su resonante voz que... Para ser sinceros... No había sorprendido al italiano. Aun así, debía tratarse de alguien del circo, así que debía comportarse si no quería perder su querido trabajo.

- Debería preguntarte lo mismo... ¿Qué haces tú aquí? - Si tan sólo sus labios dictaran lo que manda su mente y no sus impulsos sería todo más simple. Pateó la bengala a un lado para no dejar rastros de su "travesura". Pero no hizo más que empeorar más las cosas. La bengala anteriormente mencionada aún liberaba algo de chispas, y al chocar contra unos cohetes, los mismos se encendieron. El castaño se tomó la cabeza y corrió hasta el marco para evitar algún proyectil o algo.
- ¡Muévete, imbécil! - Gritó antes de cruzar la puerta.

-¡¿qué que hago yo aquí?!... pues.... soy genial, puedo estar donde quiera.. - sonrió socarronamente, en verdad que ría decir que era alguien "superior" pero, con "genial" pensó que debería entenderse... de todos modos se quedó en la puerta observando al enfadado castaño que tenía un acento italiano al hablar... podía darse cuenta inmediatamente que solo era un nuevo más.... ¿quién podría ser el dominador de ese crió?, bueno... podía ser de cualquiera, dependiendo de quien fuera le daría su castigo.... estuvo por preguntar cuando vio un movimiento del pie del italiano y luego como todos los cohetes comenzaban a explotar rápidamente, se asustó en un comienzo, pero luego se calmo, sobre todo al ver como el italiano corría por su vida... Haría algo por el muchacho, solo para demostrar lo grandioso que es...

Y eso hizo, tomó rápidamente al italiano por debajo de sus brazos para echarlo sobre su hombro como saco de papas, y literalmente salir de ahí como si lo fueran persiguiendo unos perros hambrientos, pero más que perros solo eran unos cohetes que si explotaban cerca tuyo te quitaría un una mano o las dos.

Llegaron a fuera de la carpa, con una pequeña linea de humo siguiéndoles y algo manchados con polvo por culpa de las explosiones.

-¿Cuál es tú lugar de trabajo?- preguntó serio, lo que había provocado el italiano no era un accidente menor... y encima él estaba por allí... seguramente la Glotona la tomaría contra él, por culpa del castaño... -escucha, si te salve él culo va a ser solo para hacer de tú maldita vida un **** infierno ¿entiendes?... lo que hiciste no es grandioso.... estos eran mis pantalones preferidos.... aun que lo seguirán siendo.... pero de todas maneras están rostrizados... ¡vas a pagar!, ¡ahora contéstame!-

Uno o dos proyectiles pasaron por su cabeza, lo que provocó que comenzara su mencionada carrera hacia la puerta mientras se protegía la cabeza como podía. Pero antes de llegar a ella, pensando en que ya sería tarde para él porque los cohetes volaban sin control, sintió que se elevaba bruscamente. ¿Qué pasó? Miró a su alrededor, que para empezar estaba a más altura, y notó que se encontraba sobre el hombro del albino mientras éste corría fuera de la habitación.

- ¡Hey! ¡Suéltame! ¡Puedo caminar solo! - Protesto golpeando la espalda del chico en un afán de que lo dejara en el suelo de una vez. No tenía por qué entrometerse alguien más. Él podía arreglárselas solo ¿O no? En fin, ya era un poco tarde para ello.

Mientras el mayor corría, Lovino podía ver todo lo que ocurría a espaldas de éste, y cómo algunos proyectiles salían del salón y por poco los alcanzaban. Y también, por si fuera poco, el caos que se había provocado por los pasillos. Humo, explosiones y gritos invadían parte de la carpa. Finalmente salieron al exterior donde podía respirar aire puro de una vez. Cuando el oji-rojo detuvo sus pasos, empezó a formular su "agradecimiento" por salvarlo, pero fue interrumpido por regaños y chillidos que parecían no terminar.
- ¿Puedes calmarte? Son sólo pantalones, puedes hallar otros parecidos en una tienda y ya. - Dijo con algo de fastidio en su voz. Sabía que había dejado un gran lío por detrás de ellos, ¿Pero qué rayos importaban unos pantalones? Pero cuando preguntó por su lugar de trabajo, un escalofrío invadió su espalda y cuerpo en general, llegando a temblar un poco y a aferrarse del cuerpo ajeno para sentirse "equilibrado" y no caerse. - P-Pues... Soy co-comerciante... - Dijo mirando a otro sitio. "¿Estaré en muchos problemas?" se dijo a sí mismo. Temió por la posibilidad de perder su trabajo. ¿Qué sería de la meta que se había impuesto? ¿Iba a terminar todo ahí mismo por un simple juego?


[¡Pido perdón de rodillas! ¡Pero más vale tarde que nunca!]

se quedó de cuadritos por unos segundos, mirando fijamente al muchacho que se apoyaba ligeramente en él, mientras una ligera sonrisa temblorosa se asomaba en su rostro y su ceño fruncido comenzaba a temblar "ahora si estoy jodido" se dijo así mismo mentalmente para luego comenzar a darse golpes en la frente de forma esquizofrenica y luego mirar al muchacho con una mirada ligeramente suplicante.

-....¿de verdad? -

fue lo único que pudo pronunciar... así pasaron unos segundos en donde no quería creer nada... hasta que sintió ruidos... seguramente alguien iba a ver que era lo que había ocurrido allí y por nada del mundo quería ser parte de la cena de la glotona.... y tampoco unos de sus juguetes o su fama de domador se vería afectada, por lo que luego de un pequeño debate mental tomó al italiano por una de sus muñecas y se echó a correr para salir de allí sin dar explicación alguna por ahora, solo huida.

así pasaron unos minutos hasta que el prusiano encontró un lugar donde "ocultarse" adecuadamente lanzando al muchacho dentro para luego ocultarse él también.

-escúchame...no le dirás a nadie lo que pasó aquí... y yo no le diré a nadie que estuviste intrusando donde no debías... ¿de acuerdo?- cuestionó con la respiración agitada por la carrera ignorando cualquier cosa que el muchacho haya querido decirle.

-kesesesese ¡de esta te salvas por tener un grandioso jefe tan genial como yo... pero la próxima vez no te salvas! todavía tengo en mente una forma de hacerte pagar por mis grandiosos pantalones! ¡¡son prusianos ya no se encuentran!! -está alborotado y llorón al respecto-